jueves, 27 de diciembre de 2007

Frases Gloriosas (Tango y Cash)



COMISARIO - SI REALMENTE QUIERES TENTAR A LA MUERTE DEBERÍAS PROBAR CON EL MATRIMONIO..
TANGO - ¡ES UNA PROPOSICIÓN?


TANGO: ¿QUIEN TE HA ENSEÑADO A CONDUCIR?
CASH: ¡¡¡¡¡STEVIE WONDER!!!!


MALO: TANGO Y CASH, CASH Y TANGO...ESOS DOS POLIS NO HACEN MAS QUE TOCARME LAS PELOTAS.






martes, 25 de diciembre de 2007

Bola Ocho

El cómic underground americano estaba francamente necesitado de genios durante la década de los ochenta. El único dibujante que seguía manteniendo la compostura era sin duda Robert Crumb mientras que sus compañeros generacionales como Gilbert Shelton (“Freak Brothers”) contínuaban viviendo mentalmente en la década de los sesenta. Y es que mientras el bueno de Crumb dejó de hablar sobre desgraciados como él que se dedicaban a follarse sucias hippis, Shelton y compañía continuaban hablando de porreros, pacificistas y greñundos en una época en donde lo que estaba de moda eran grupos como Poison o Ratt en detrimento de los pobres Mammas and the Pappas o Simon y Poyunkel.
El cómic underground americano estaba pasando por lo que se dice un mal momento. Se trataba de obras que, salvo contadas ocasiones, caían en el exceso (que de hecho es lo que mola) sin ningún tipo de sentido. Fue en esa epoca en la que aparecieron dos tipos macanudos que con sus sarcásticos retratos de la sociedad americana consiguieron de alguna manera que el cómic underground norteamericano volviera a flote, o por lo menos, a que volviera a tener sentido. Porque una cosa esta clara: si por algo se ha caracterizado este “movimiento” (por llamarlo de algun modo) es porque no ha dejado de reírse y de caricaturizar a la sociedad enferma en la que vivimos.
Hablar del Bola Ocho es hablar de uno de los cómics insignia del underground contemporáneo (entendiendo por contemporáneo la década de los 90 y la actual) Y Comentar un cómic-book como este lo veo como una tarea dificilísima dada la gran cantidad de historietas, personajes y demás aspectos que aparecen con lo que haré una especie de resumen de lo que, según mi parecer son los mejores y más recomendables momentos de esta magna obra gráfica.

Art Confidential School

“Art Confidential School” aparece en el Bola Ocho Nº 10 de la Edición española y se podría considerar como un rápido y cómico repaso de los años de Daniel Clowes en la escuela de Bellas Artes en la que estudió. Clowes, que se matriculó en Bellas Artes en Nueva York en los años ochenta describe la clase de personajes que se pueden encontrar en una escuela de este tipo. Desde jóvenes snobs neuróticas a heavys “bocata de chorizo en mano”, pasando por profesores con ganas de follarse ha alguna alumna, vagabundos que hacen de modelo hasta chavales que solo quieren aprender a dibujar para hacer cómics, como el protagonista de la historia. Hace poco hicieron la película y, aunque este bien y sea divertidilla, os recomiendo leer el cómic.

Lloyd Llewellyn

Lloyd Llewellyn es quizá el gran protagonista de Bola Ocho, o por lo menos, el que más apariciones tiene. Se trata de un patoso detective privado que poco tiene en común con Sam Spade o Philip Marlowe. Más bién todo lo contrario. Lo único que tiene en común con ellos dos es su afición por la bebida y la mala vida. Por lo demás tiene tanto de detective privado como Elvis Presley de butanero. Casi nunca tiene casos y cuando los tiene siempre fracasa o le acaba pasando algo raro como perderse en medio del desierto o ver como su pasta de dientes se convierte de golpe en un mutante radioactivo.

Traje Azul italiano de Mierda

Este es sin duda una de las obras que más recomiendo de Clowes y sirve como ejemplo de esa vertiente a medio camino entre lo dramático y lo estrictamente cruel y sarcástico que tienen tantas de sus historietas. Este en particular es una suerte de autobiografía en donde narra los primeros días de un chaval de 18 años en la gran ciudad y su obsesión por hechar un polvo. Leedlo porque realmente vale la pena.

domingo, 9 de diciembre de 2007

BLAXPLOTATION

La década de los setenta fue una época que si por algo se caracteriza es porque estuvo repleta de cambios, tanto políticos (Watergate,...) como económicos (la crisis del petróleo) y sociales. Todos estos cambios afectaron, evidentemente a la importantísima industria del cine la cual se sumergió en una importante crisis financiera que puso fin al antiguo régimen de los estudios. Todo esto, acompañado del desorden ideológico-cultural que se vivía en esa década provocó ciertos cambios en la forma de entender el cine. Un claro ejemplo es el western, en donde directores de la talla de Sam Peckimpah o Dennis Hooper dieron un punto de vista crepuscular al western retratando los primeros días de la historia de los EE.UU como un auténtico infierno basado en la violencia extrema y la explotación de los débiles.
Estos cambios afectaron a todos los géneros y en particular al cine negro/thriller en particular. Películas como Bullit, Dirty Harry o la genial French Connection son ilustres ejemplos de la nueva forma de entender el cine policiaco en los setenta. Calles sucias llenas de mala gente, barrios destruidos, droga a raudales y ambientes malsanos se convirtieron en características de esta nueva forma de entender el género policial. Solamente había un problema y es que tanto Bullit como Harry el Sucio o Popeye eran blancos. Eran héroes blancos que se enfrentaban normalmente a traficantes negros, malhechores negros o gángsteres negros. Y esto en una época de tantos cambios sociales como los 70 en donde la lucha por la igualdad de la población afro americana estaba en su ecuador, no podía durar mucho. Faltaban héroes afro americanos con el que una gran parte de la sociedad estadounidense pudiese identificarse.

Cine para afroamericanos en el apogeo del Black Power

Las reivindicaciones por parte de la población negra por lograr un estatus igual al de la raza blanca fueron constantes en los EE.UU a partir de la década de los sesenta. Personalidades tan influyentes como Martín Luther King o Malcolm X denunciaban (utilizando métodos completamente diferentes) las diferencias raciales en el llamado país de las libertades, denunciando, por ejemplo, que morían más negros que blancos en el frente vietnamita. Pero el que fue el momento más recordado del movimiento blaxplotation fue en el año 1968, cuando en un campeonato olímpico, dos atletas negros levantaron el puño con un puño enguantado (símbolo de la lucha racial ) en el momento en el que estaban en el podio y sonaba el himno norteamericano. Evidentemente, este hecho fue televisado por todo el mundo y causó un enrome revuelo y convirtió el tema de los derechos de los negros en un tema internacional. Evidentemente, todo esto tuvo su influencia en todos los ámbitos y evidentemente, en el cine.
El año 1971, el director Melvin Van Peebles escribió, dirigió y además protagonizó una película titulada Sweet Sweetback’s Badasssss Song. Se trataba de una película rompedora, no por lo que contaba sino en cómo lo hacía ya que rompió claramente con el molde con el que Hollywood mostraba siempre a los negros. La película contaba la historia de un cruel chulo que ayuda a un chico negro que está siendo golpeado por un policía blanco (no hace falta decirlo). A partir de ese momento, el negro malo que teníamos en un principio se convierte en un negro bueno que lo último que haría es hacerle daño a la sociedad.
Con esta obra se inició el género que hoy conocemos como blaxplotation, una forma de entender el cine en donde los protagonistas eran afro americanos con lo que se quería acabar con los estereotipos negativos con los que Hollywood había descrito a la población negra de Estados Unidos. El Blaxplotation no era un subgénero ya que sus películas abarcaban desde el terror, hasta el western pasando por el policíaco. Se trataba únicamente de reivindicar la figura de los negros en la sociedad del momento y tendían a ser violentas, misóginas, antiblancas.
Evidentemente, Hollywood reaccionó contra estas primeras películas, y más concretamente contra la obra de Van Peebles, calificando a su film como similar a la pornografía Hard-Core otorgándole la nunca deseada clasificación X, es decir, la inminente muerte comercial. A pesar de todo ello, Van Peebles distribuyó Sweet Sweetback’s Badasssss Song allá donde pudo, obteniendo aclamaciones de la crítica y un enorme éxito en la taquilla. Con ello se dio el pistoletazo de salida a una forma de entender el cine que resultó tan fructífero como efímero.

Una nueva forma de entender el cine

“Él es cool y duro. Él es un detective negro del sexo, una máquina sexual con la chicas. No acepta órdenes de nadie, ya sea negro o blanco y él arriesga su cuello por sus hermanos. Estoy hablando de Shaft. ¿Puedes enterrarlo?”

El cine blaxplotation (un concepto que viene de la unión de Black y Explotation) tuvo su gran boom con el estreno, el año 1971, de Shaft (estrenada en España bajo el nombre de Las Noches Rojas del Harlem). Se trató de un enorme éxito que puso en boca de todos esta nueva forma de entender el cine. En un momento en donde el movimiento Black Power estaba llegando a su apogeo y los negros americanos se llenaban de orgullo y se auto proclamaban afro-americanos apareció Shaft, un personaje que ya ha pasado a la historia del cine moderno. Se trataba de un auténtico antihéroe americano, chulo, prepotente, ligón y chulo que se convirtió en un auténtico mito, no sólo entre la población negra sino para todo el mundo. Se trataba de una especie de Harry el Sucio negro sobre el que se llegaron a hacer dos secuelas más, una serie de televisión y, hace poco, un remake hollywoodiense interpretado por Samuel L. Jackson del que más vale no hablar. La Shaft original, no era una película de explotación cualquiera. Se trataba de una auténtica obra de culto, con grandes interpretaciones (excepcional Richard Roundtree en el papel protagonista), y una banda sonora funky de Isaac Hayes que logró el Oscar a la mejor canción. Y es que Shaft se convirtió en un auténtico mito para la población afro americana. Era el héroe que toda la población negra necesitaba en cine. Un personaje con el que se consiguió dar otra visión de los negros en el cine, algo que en Hollywood nunca se había realizado.
Y si Shaft y Richard Roundtree representaban el héroe negro, Pam Grier fue lo mismo para el sector femenino. Se trataba (y se trata) de una actriz cuyos papeles se caracterizaban por ser una mujer fuerte, solitaria, seductora y de mente rápida. Tanto en Foxy Brown (donde es una mujer que venga la muerte de su novio) como en Coffy (donde se encarga de unos camellos que metieron a su hermana en la droga) o Sheba Baby (venga la muerte de su hermano), Pam Grier interpreta a personajes que han crecido en las calles y debe hacer frente a situaciones difíciles para poder salir adelante. Los personajes de Grier se convirtieron en verdaderos ejemplos de cómo una mujer negra de barrio pobre puede sobrevivir a base de fuerza y coraje. Un papel al que Quentin Tarantino homenajeó en Jackie Brown, también interpretada por Pam Grier, pero de eso ya hablaremos más adelante.
De todos modos, el blaxplotation no solo eran películas sobre Shaft o de Pam Grier. Como su propio nombre indica, esta forma de entender el cine se explotó a hasta la saciedad. Se llegaron a hacer versiones de clásicos (ya sean literarios como propiamente cinematográficos) tales como Blacula, una versión del mito de Drácula pero con un rey de los vampiros negro. O, como olvidar la versión negra de El Padrino, conocida en España como El Padrino del Harlem. El cine blaxplotation, más que un género era una forma de trasladar todas las historias clásicas con las que Hollywood tenía acostumbrado a todos, dentro del ámbito de los negros. Se trataba de una forma de acercar a la población afro americana a un medio (el cine) que los había marginado históricamente. Y es que con esta nueva forma de entender el cine (por muy marginal que fuera en sus inicios), se convirtió en una auténtica revolución cultural, que además de poner en un sitio adecuado en la historia del cine a la población negra estadounidense, se creo una verdadera y muy marcada estética visual que ha tenido una gran influencia hasta estos días.

El Blaxplotation en la Actualidad

Aunque con este trabajo me he intentado centrar en el cine blaxplotation en una década tan confusa e ideológicamente conflictiva como eran los setenta, creo que merece hablar de las influencias que ha tenido este cine en la actualidad. Como era de esperar, en la actualidad, el concepto blaxplotation se ha comercializado claramente dejando de ser una subcultura marginal, del mismo modo que el rap ha dejado de ser escuchado sólo en los ghetos y ahora es carne de MTV. Lo que nos encontramos hoy en día en los cines, son simples películas que no dejan de ser meras caricaturas de lo que fue el blaxplotation en los 70. Ahí tenemos el ejemplo del remake de Shaft, protagonizado por Samuel L. Jackson, una película lamentable en todos los sentidos que, a diferencia de su antecesora, tiene de todo menos ese espíritu pro-negro crítico y fresco que tanto la caracterizó. Se trata simplemente de un producto hollywoodiense en donde un policía negro se enfrenta a los temibles latinos en donde la crítica a las diferencias entre negros y blancos se olvida totalmente. Es un mero entretenimiento, de usar y tirar, algo muy propio del Hollywood actual. Y esto pasa con muchas otras películas de este mismo calibre como podrían ser Dos Policías Rebeldes o la trilogía de Superdetective en Hollywood (trilogía que por vacía que sea, no puedo criticar).
¿Porqué sucede esto? En mi opinión, vivimos en una época en donde los conflictos sociales y políticos de han dejado de lado. La década de los setenta fue una época de grandes cambios, algo que ya se presagiaba con el mayo del 68 en Francia. Los negros americanos reclamaban igualdad de derechos, la Gran Bretaña perdía sus colonias, Vietnam, la guerra fría,... Era una época movida, en donde la gente estaba muy concienciada políticamente y se saltaba a la calle por cualquier razón. Pero hoy en día las cosas son diferentes. No hay conciencia política, y un cine como el blaxplotation no tiene sentido hoy en día. Y mucho menos cuando Hollywood ha adquirido esta fórmula de hacer películas para llenar sus arcas.
Es muy bonito ver homenajes al blaxplotation como Jackie Brown, de Quentin Tarantino, pero ésta no deja de ser un mero homenaje en clave de thriller a este cine tan característico del mismo modo que Kill Bill homenajea al cine de kung-fu de Bruce Lee y compañía.
Y en el caso de las películas de Spike Lee, nos encontramos con películas más sociales, donde la crítica a las diferencias entre negros y blancos es evidente. Pero son películas muy diferentes a, por ejemplo, Shaft o Blackula. Las películas de Spike Lee son películas dirigidas a todo el mundo, blancos, negros o asiáticos, con la idea de que todo el mundo vea y se de cuenta de los problemas raciales existentes en los EE.UU. En cambio, Shaft o Blackula va destinada principalmente a un público afro americano. Os que es que ¿acaso una historia sobre un Conde Drácula negro está pensada para que un blanco adinerado la vaya a ver el cine en plena década de los 70? Evidentemente, no.
El blaxplotation es un fenómeno de los 70. Hoy ni existe ni podría existir.