miércoles, 28 de marzo de 2007

Blood Feast

Blood Feast, el origen del gore


Antes de que la Troma, Peter Jackson y Freddy pusieran de moda el cine gore había un colgado de la ostia de nombre Herchell Gordon Lewis que tuvo, un día del invierno del 1963, la idea de inventar un subgénero cinematográfico cuya pricipal característica era el uso abusivo de la sangre. No, de hecho el único mensaje, sentido y razón de ser de ese género sería la sangre y las mutilaciones. O peor (mejor para muchos), que la única razón de ir al cine es ver el acto violento más sangrientamente divertido y extremo. Vamos, que si en las pelis de surf lo que se quería eran pavas en bikini ligándose a chulo-playas rollo Hasselfhoff y amantes del surf, en las pelis gore de Gordon Lewis, la gracia consistía en ver las atrocidades más salvajes y sangrientas posibles. Eso es el gore y esta es la historia de su origen: Blood Feast.
Corría el año 1960 y Gordon Lewis trabajaba como socio del productor Dave Friedman, uno de los tipos más importante dentro del ámbito del cine nudie, es decir, cine con peña ligera de ropa (mayoritariamente tías). Decir que era importante es poco ya que en aquella época era el líder absoluto. Era el puto dios de las nudie movies y no tenía competencia posible. Era una especie de mesías que creó mucho de los tópicos de estas pelis como las partidas de volleyball en la playa en topless o las popularísimas escenas de chicas guapas saltando sobre camas elásticas (en topless también). Éstas últimas escenas de vaiven mamario se convirtieron en el verdadero sello de Friedman y lo que reportó un éxito fuera de lo normal.

Pues la cosa es que Gordon Lewis y Friedman hicieron buenas migas desde el principio. Su primera obra conjunta, un drama de adolscentes titulado The Prime Time, que no he tenido la ocasión de ver, fue un fracaso. Esto obligó a los dos caraduras ha buscar el éxito fácil, o lo que es igual, hacer pelis nudies a punta pala algo que les reportó fama dentro de este peculiar mundo. Evidentemente, Lewis se cansó de tanta teta y tanto culo (todo exceso es malo) y pensó que era el momento perfecto de comenzar a pensar en dar un giro en su carrera.

La cosa comenzó en el año 1963, cuando el inteligente e inventivo Friedman consiguió el encargo de rodar una peli de nudistas en las playas de Florida. El productor, un tal Eli Jackson estaba obsesionado con que su esposa (una striper de cuidado llamada Virgina Bell) se luciera ante las cámaras y se convirtiera en una verdadera estrella. Claro que la intérprete estaba embarazada de unos meses lo que obligó a Gordon y Friedman ha acabar la peli a una velocidad de espanto. Exactamente tardaron tres largos días en rodarla y, como nos podemos imaginar (tampoco la he visto), la peli debía ser mala, pésima, guarra, cutre y patética. Pero bueno, Friedman y Lewis se dedicaron a trabajar posteriormente con el dinero sobrante de la película nudista en un proyecto un poco diferente. Se trataba de un guión que el buen y sabio Gordon escribió a la velocidad del rayo y que contaba la historia de cómo una madre se hace con los servicios de un cocinero egipcio llamado Ramses (típico nombre egipcio) para preparar la comida de la fiesta de su hija. Ramses es un tipo aplicado y decide hacer un plato que nadie ha hecho en 5.000 años y que consiste en la interesante mezcla de órganos vitales de seres (preferiblemente chicas) que no han realizado el acto sexual. Bueno, el final no lo explico porque no quiero joderle a nadie la peli. ¿Qué peli? Pues Blood Feast, la obra con la que nació el cine gore.

La cosa que es que se pusieron manos a la obra con semejante material y contrataron como prota a Connie Mason, playmate en el 1963 que no tenía ni puta idea de actuar. Vamos, que simplemente estaba buena cosa que para tipos como Friedman o Gordon Lewis era más que suficiente. Evidentemente, lo que importaba en una peli de estas características no eran precisamente los actores sino la sangre, las decapitaciones, las extirpaciones y los sesos troceados. Como decía Gordon, la sangre era mucho más importante que el argumento o el elenco de actores. La sangre era por lo tanto el verdadero protagonista, con lo que Gordon trabajó junto con un laboratorio llamado Coral Gables dando finalmente con un líquido que daba mucho el pego. En palabras de la enciclopedia andante Friedman, la sangre iba a salir a chorros de los muñones, de las cuencas vacías de los ojos, de las cabezas con la cabellera arrancada y de los torsos despellejados. Para conseguir estos efectos, además de la sangre, Gordon Lewis confeccionó unos maniquíes que rellenaba por dentro con carne de animal o lo que sea. La cosa era reventar y sangrar.

Gordon Lewis y Friedman consiguieron acabar la peli, y lo que es más, acabarla con un resultado más que digno para dos tipos como ellos. El presupuesto final fue de 40.000 y se estrenó en el mismo 1963 en un auto-cine cercano a Chicago. La publicidad y los trailers de Blood Feast llamaron mucho la atención la gente de la zona y fueron en masa a verla a ese cine. Desenlace: un montón de colas de coches dispuestos a entrar al cine para ver que coño era esa peli de la que tanto se hablaba. Friedman, un tipo que piensa en todo, vendió unas bolas para el mareo con la intención de que fuesen consumidas por el público en caso de no sentirse cómodo viendo Blood Feast...Y después dicen que el merchandising lo invento George Lucas.

En definitiva, Blood Feast se convirtió en poco tiempo en un verdadero éxito consiguiendo recaudar cuatro millones de dólares con una peli en donde la sangre era el principal reclamo. Todo esto le permitió a Gordon (y a Friedman) a continuar con su carrera dentro del cine gore y realizar otra obra maestra titulada 2000 Maniacos.

Hola a todos y a todas

Blood Feast, el origen del gore
Antes de que la Troma, Peter Jackson y Freddy pusieran de moda el cine gore había un colgado de la ostia de nombre Herchell Gordon Lewis que tuvo, un día del invierno del 1963, la idea de inventar un subgénero cinematográfico cuya pricipal característica era el uso abusivo de la sangre. No, de hecho el único mensaje, sentido y razón de ser de ese género sería la sangre y las mutilaciones. O peor (mejor para muchos), que la única razón de ir al cine es ver el acto violento más sangrientamente divertido y extremo. Vamos, que si en las pelis de surf lo que se quería eran pavas en bikini ligándose a chulo-playas rollo Hasselfhoff y amantes del surf, en las pelis gore de Gordon Lewis, la gracia consistía en ver las atrocidades más salvajes y sangrientas posibles. Eso es el gore y esta es la historia de su origen: Blood Feast.


Corría el año 1960 y Gordon Lewis trabajaba como socio del productor Dave Friedman, uno de los tipos más importante dentro del ámbito del cine nudie, es decir, cine con peña ligera de ropa (mayoritariamente tías). Decir que era importante es poco ya que en aquella época era el líder absoluto. Era el puto dios de las nudie movies y no tenía competencia posible. Era una especie de mesías que creó mucho de los tópicos de estas pelis como las partidas de volleyball en la playa en topless o las popularísimas escenas de chicas guapas saltando sobre camas elásticas (en topless también). Éstas últimas escenas de vaiven mamario se convirtieron en el verdadero sello de Friedman y lo que reportó un éxito fuera de lo normal.
Pues la cosa es que Gordon Lewis y Friedman hicieron buenas migas desde el principio. Su primera obra conjunta, un drama de adolscentes titulado The Prime Time, que no he tenido la ocasión de ver, fue un fracaso. Esto obligó a los dos caraduras ha buscar el éxito fácil, o lo que es igual, hacer pelis nudies a punta pala algo que les reportó fama dentro de este peculiar mundo. Evidentemente, Lewis se cansó de tanta teta y tanto culo (todo exceso es malo) y pensó que era el momento perfecto de comenzar a pensar en dar un giro en su carrera.
La cosa comenzó en el año 1963, cuando el inteligente e inventivo Friedman consiguió el encargo de rodar una peli de nudistas en las playas de Florida. El productor, un tal Eli Jackson estaba obsesionado con que su esposa (una striper de cuidado llamada Virgina Bell) se luciera ante las cámaras y se convirtiera en una verdadera estrella. Claro que la intérprete estaba embarazada de unos meses lo que obligó a Gordon y Friedman ha acabar la peli a una velocidad de espanto. Exactamente tardaron tres largos días en rodarla y, como nos podemos imaginar (tampoco la he visto), la peli debía ser mala, pésima, guarra, cutre y patética. Pero bueno, Friedman y Lewis se dedicaron a trabajar posteriormente con el dinero sobrante de la película nudista en un proyecto un poco diferente. Se trataba de un guión que el buen y sabio Gordon escribió a la velocidad del rayo y que contaba la historia de cómo una madre se hace con los servicios de un cocinero egipcio llamado Ramses (típico nombre egipcio) para preparar la comida de la fiesta de su hija. Ramses es un tipo aplicado y decide hacer un plato que nadie ha hecho en 5.000 años y que consiste en la interesante mezcla de órganos vitales de seres (preferiblemente chicas) que no han realizado el acto sexual. Bueno, el final no lo explico porque no quiero joderle a nadie la peli. ¿Qué peli? Pues Blood Feast, la obra con la que nació el cine gore.
La cosa que es que se pusieron manos a la obra con semejante material y contrataron como prota a Connie Mason, playmate en el 1963 que no tenía ni puta idea de actuar. Vamos, que simplemente estaba buena cosa que para tipos como Friedman o Gordon Lewis era más que suficiente. Evidentemente, lo que importaba en una peli de estas características no eran precisamente los actores sino la sangre, las decapitaciones, las extirpaciones y los sesos troceados. Como decía Gordon, <>. La sangre era por lo tanto el verdadero protagonista, con lo que Gordon trabajó junto con un laboratorio llamado Coral Gables dando finalmente con un líquido que daba mucho el pego. En palabras de la enciclopedia andante Friedman, <>. Para conseguir estos efectos, además de la sangre, Gordon Lewis confeccionó unos maniquíes que rellenaba por dentro con carne de animal o lo que sea. La cosa era reventar y sangrar.
Gordon Lewis y Friedman consiguieron acabar la peli, y lo que es más, acabarla con un resultado más que digno para dos tipos como ellos. El presupuesto final fue de 40.000 y se estrenó en el mismo 1963 en un auto-cine cercano a Chicago. La publicidad y los trailers de Blood Feast llamaron mucho la atención la gente de la zona y fueron en masa a verla a ese cine. Desenlace: un montón de colas de coches dispuestos a entrar al cine para ver que coño era esa peli de la que tanto se hablaba. Friedman, un tipo que piensa en todo, vendió unas bolas para el mareo con la intención de que fuesen consumidas por el público en caso de no sentirse cómodo viendo Blood Feast...Y después dicen que el merchandising lo invento George Lucas.
En definitiva, Blood Feast se convirtió en poco tiempo en un verdadero éxito consiguiendo recaudar cuatro millones de dólares con una peli en donde la sangre era el principal reclamo. Todo esto le permitió a Gordon (y a Friedman) a continuar con su carrera dentro del cine gore y realizar otra obra maestra titulada 2000 Maniacos.